Rodolfo Murúa: rmurua@ungs.edu.ar
Mariano De Leo: marianodeleo@gmail.com
Museo Interactivo de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Centro Cultural - UNGS
Hurtado no es nuevo en el tema. Trabajó sobre la divulgación científica latinoamericana durante muchos años y formó parte del Comité del historial de la revista "Ciencia Hoy". Y su voz suena clara y convincente cuando advierte que el rol de la comunicación es clave para entender que la ciencia implica una práctica que debe darse a conocer. "Lo que más nos interesa es que lo que investigamos se pueda llevar a un público", remarcó.
La imagen del científico de guardapolvo blanco con el tubo de ensayo remite a una idea de ciencia elitista y hermética que Hurtado quiso superar. Al respecto planteó que la ciencia se está acercando a la gente y hay muchos actores que inciden en eso: "Ahí está el rol de las instituciones políticas, de la comunicación pública de la ciencia, de la enseñanza, de la comunicación periodística, incluso, la función audiovisual".
Al respecto, ¿desde la comunidad científica trabajan con comunicadores?
La comunidad científica tiene un fuerte componente de elitismo, por ejemplo yo te citaba la revista "Ciencia hoy", es una revista críptica, difícil, aburrida, cuando uno va a lo que un divulgador profesional que trabaja en una redacción pretende.
Ojo, porque 'Ciencia hoy´ es la única revista de divulgación argentina hecha por los propios científicos. Ahí hay claramente una desvalorización del rol del comunicador y de la comunicación como área profesional. 'Yo científico puedo transmitir y comunicar la ciencia mejor que un comunicador porque yo sé ciencia´. Pero la comunicación tiene su conocimiento específico que justamente es aquél que le va permitir llegar a las audiencias con un mensaje mucho más elaborado y adecuado que lo que puede hacer el científico.
Entonces, ¿qué lugar ocupa la comunicación en lo científico?
El rol de la comunicación en la ciencia y la tecnología primero es prioritario, primario y muy relevante. El comunicador argentino y latinoamericano debe contextualizar lo que es la práctica científica. El tema es la ciencia como práctica social. Hay una primer trampa: que uno piensa en ciencia y piensa en teorías. Las ciencias son teorías pero además de eso son una práctica social. Tiene laboratorios, tiene instituciones, se vincula a sectores económicos, militares, al agro, ¿no?
Como toda práctica social, el desarrollo científico y tecnológico está atravesado por el Estado. En este sentido, el académico fue realista al admitir que: "El 80 por ciento del conocimiento científico y tecnológico relevante en América Latina se produce a partir del financiamiento del Estado". Y con total convicción consideró que "hoy está ocurriendo la superación de esa tensión histórica entre ciencia y Estado". Y eso hace que los avances teóricos y tecnológicos se piensen "al servicio de la sociedad desde el punto de vista del desarrollo social, de la inclusión social, y en el económico también".
El progreso tecnológico y científico en nuestro país ha estado asociado a lo espectacular. Generar impacto a través de lo innovador pareciera ser la consigna. Esto se debe, según Hurtado, a la "herencia del Discovery Channel, del acelerador de dios, el telescopio Hubble". Mientras que la ciencia debe "resolver problemáticas mucho más concretas como por ejemplo el problema del agua. Y ahí debería darse una respuesta desde el sector científico-tecnológico. Y ahí la divulgación tiene mucho que aportar. El rol de la ciencia en la cultura, y de cómo debe jugar la ciencia para superar la pobreza".
Experiencia Tecnópolis
La propuesta no tardó en llegar. Armar una línea de tiempo en paneles con cien hitos de la historia argentina para cerrar los festejos del Bicentenario. "La historia del tiempo" fue el último trabajo de Diego Hurtado junto con Miguel de Asúa, otro destacado historiador. Juntos seleccionaron cincuenta hitos de la historia de la tecnología en la argentina y cincuenta de ciencia. "Es muy interesante porque esto está expresando una mirada acerca de lo que es producir conocimiento, no es sólo el científico de laboratorio, sino que también puede ser un vagón de subte, el desarrollo de un laboratorio de ingeniería en la industria automotriz, el Taunus, a pesar de ser de la Ford tuvo 500 mil horas de diseño ingenieril argentino ya que el Taunus se fabricó en la Argentina. Fue diseño puro argentino, también el alumbrado público a gas".
Y terminó: "Estamos en un proceso de maduración, de acercamiento de la ciencia a la gente. Tecnopolis es maravilloso, como símbolo del imaginario que queremos construir".
Imaginario tuvo el placer de recibir esta semana a las tres comisiones de verano del Taller de Ciencia del CAU de nuestra Universidad. Cerca de 65 estudiantes y docentes compartieron con los guías del Museo la visita por algunas de las salas y discusiones sobre temática científica.
Este intercambio, generado gracias al trabajo con la coordinación del Taller, se suma al de octubre de 2011 cuando alrededor de 400 estudiantes realizaron un recorrido similar. Está previsto que todas las comisiones del primer semestre lleven adelante la misma actividad consolidando así una articulación estimulante y mutuamente beneficiosa.